CAPÍTULO 1

El rey Vortigern, el usurpador, estaba sentado en su trono en Londres, cuando, de repente, cierto día, corrió un mensajero sin aliento, y gritó-

«Levántate, señor rey, porque el enemigo ha llegado; incluso Ambrosio y Uther, en cuyo trono te sientas – con veinte mil más con ellos – han jurado con un gran pacto, señor, matarte antes de que termine este año; e incluso ahora marchan hacia ti como el viento del norte del invierno por amargura y prisa.»